“El mundo está en constante bullicio…sería maravilloso ver a la humanidad descansar alguna vez”
Henry Thoreau.
Vagar por el Universo
Ruido es no poder mirar el paisaje en silencio desde un bus o un taxi, porque la radio tiene que estar prendida. Ruido es no poder esperar un vuelo en silencio, porque los monitores del aeropuerto nos bombardean con imágenes; ruido es aún no poder ver las nubes del cielo cuando se está volando porque hay que cerrar la ventana para poder ver la película.
Pero ruido es también no poder ver ya las estrellas porque la contaminación de la ciudad es demasiada, y no poder recordar ni comprender lo que hemos visto en ellas.
¿Qué será del hombre sin poder ver el misterio del que ellas nos hablan? ¿No es acaso el estar sin ver las estrellas una reducción de la vida a un constante bullicio de ruidos manuales mecánicos o digitales? Ruidos que arrasan en lo más íntimo nuestro ser, sin permitirnos oír el susurro estelar que nos conecta con lo que significa ser humanidad.
Así, no con susurros, sino con ruido, es como expandimos en el universo nuestro desierto, nuestra inmundicia, “el sueño convertido en pesadilla”, sin poder ver auténticamente lo que nos dicen las estrellas. Sabemos que no nos hablan de lanzar misiles, de hacer temblar las aguas de los océanos por arrogancia, sino de tal vez generar alternativas a ”conquistar”, tal vez contemplando, tal vez descansando, tal vez obrando en nuestro interior como fragmentos de la Inmensidad de la cual hacemos parte.
Este es el espacio que propone Dora Mejía, desde la mirada plástica, en la instalación “Vagar por el Universo”. Ésta es la mirada que coincide con la del astronauta al mirar el planeta azul, con el científico que siente dolor porque devastamos los océanos, con la del biólogo que ve cada minuto cientos de hectáreas de bosque arrasadas.
Ésta mirada es la del artista que invita al individuo a situarse desde la perspectiva global de la humanidad, a hacerse silenciosamente parte del universo e intentar no arrasarlo siguiendo la misma lógica que nos ha llevado a dañar nuestra casa, la Tierra.
Porque el bullicio parece no detenerse, no descansar, porque la vida en el bosque se esconde ante nuestra conquista, y las estrellas se confunden en la luz engañosa de nuestra arrogancia, porque el ruido es mucho más del que se imaginaron los poetas de otras épocas, el ser artista para hoy implica invitar al ser humano al silencio y a la contemplación antes de obrar, antes de conquistar, para lograr nuevamente discernir cuales son las acciones necesarias para preservar la vida, lo cual nos concierne a todos.
Juan Alberto Gaviria. Curador y crítico de arte. Centro Cultural Colombo Americano de Medellín, Colombia
Noviembre de 1996.
JUAN ALBERTO GAVIRIA, Curador y crítico de arte, Centro Cultural Colombo Americano, Medellín Col. 1986